Según las reglas de la NBA, al recibir Green una falta flagrante más, debía ser castigado con un partido de sanción, pues ya acumulaba otra flagrante 1 y una flagrante 2 a lo largo de los Playoffs 2016. Además cuenta ya con cinco faltas técnicas durante las eliminatorias por el título, por lo que si recibiese dos más sería también castigado con otro encuentro de sanción.
La NBA cumplió las normas a rajatabla
La preocupación en el seno de Golden State Warriors estaba más que justificada, ya que, cuando la NBA se había puesto manos a la obra a estudiar el caso y llevar a cabo una investigación de la jugada en sí misma, indicaba que existía la posibilidad de tomar una decisión que podría cambiar el rumbo de las Finales. La decisión de la Liga estaba muy clara desde el primer momento, teniendo en cuenta el expediente que atesora Draymond Green durante los Playoffs 2016, en los que ha propinado varios golpes y patadas a rivales durante series anteriores, en concreto frente a Oklahoma City Thunder. Lo que se llama tener mala fama en el momento menos oportuno para los intereses colectivos de tu equipo, que se encuentra ante la opción de repetir anillo.