Columna de JC Guarello: El ahogado, el manotazo y los giles
Pobre Colo Colo. A patadas en el piso y todos quieren sacarle una tajada. Primero arriba: el mambo de los dirigentes, accionistas y aspirantes. Por un lado Hernán Levy pagando tributo a su desconocimiento total del fútbol; en el medio Aníbal Mosa, con un apetito desenfrenado por hacerse del club como sea; en la otra punta Cristián Varela, dueño del Chile Films, socio del CDF y vicepresidente de la ANFP. Finalmente los inefables de la Garra: hinchas a sueldo, dispuestos a abrazar cualquier consigna en tal de que haya prebendas y negocio. Soldados al servicio del dinero. Hoy rasgan vestiduras por Blanco y Negro, ayer eran guardaespaldas de Varela en las elecciones y anteayer los mejores amigos de Gabriel Ruiz Tagle. Mercenarios.
Debajo Ivo Basay. Perdido en el espacio, supuso que era el guapo, el más vivo de la cuadra. Entrena en secreto, es irónico, agresivo… Todas sus contrataciones han sido un desastre (Cardozo, Delgado, Toloza, González), hace jugar mal a Pablo Contreras y logró que Esteban Paredes defina apuntando a la tribuna. El referente es Lucas Wilchez cuyo parecido con “Peter Veneno” y sus chispeantes declaraciones le han granjeado la simpatía de la tribuna, pero cuando el chascón entra al área define siempre a cinco metros del arco o directo al cuerpo del cuidapalos. En una época razonable de Colo Colo, Wilchez pasa por afuera del Monumental y ni se atreve a tocar la puerta. No hay que ser Rinus Michels para darse cuenta que este equipo juega peor que con Diego Cagna o en las tardes más desafortunadas de Américo Gallego. Después de lo visto el domingo, Hugo Tocalli es Pavarotti, Toscanini, Nureyev, Einstein y Heidegger al lado de Basay.
Pobre Colo Colo. Manoseado, humillado, en las tenazas de dirigentes ineptos, oportunistas, hipócritas que las quieren todas (ANFP, CDF, Inmobiliaria) y delincuentes a sueldo. Mientras, para salvar el pellejo y llenar la cancha, vamos regalando cuadernos, instaurando el día de la mujer, la polola, la hermana chica soltera, el abuelito con Alzheimer, el pirómano…
¿Cuántas derrotas faltan? ¿Cuántas jornadas de fútbol ordinario quedan por ver en el Monumental? Después le ganan 3-1 a Unión La Calera y andan todos inflados. Mientras tanto se pelean paquetes accionarios como hienas, destrozando la poca dignidad que va quedando. De las divisiones inferiores ni hablar. ¿Hace cuanto que no sale un jugador de nivel? Los últimos eran todos, léalo bien, todos heredados de la estructura formativa de la época del Club Social y Deportivo. Mientras, Guillermo Mackenna, dejó la presidencia para trabajar con Fernando Felicevich, verdadero monopolio del tráfico de jugadores en Chile.
¿Y los hinchas? Los verdaderos, no los parásitos, esos que se traguen todos los sapos, aplaudan todos los malabares y eleven a categoría ídolo a todos los patanes (total, les pagan para eso). Cuando se encuentren sentados cómodamente en Primera B, se van a querer acordar (por ahí quedan devedés de la Copa Libertadores 1991).